lunes, 20 de febrero de 2012


Hace demasiado tiempo que no veo, que no huelo, que no me meto en el mar. Hace demasiado tiempo que no recorro con el kayak los acantilados de Paxariñas o las playas de San vicente. Pero de momento es lo que hay. Así que me conformo con las salidas en bici por el monte, siempre acompañado por la cuadrilla.

Ayer aprovechamos la bonita mañana de domingo de entroido para subir a Monterrey a comer unas orellas  y beber el licor café que el bueno de Arturo, disfrazado de preso, se animó a traer.

Me gustaría contar que estoy de vuelta en el asunto del remo y la caña, pero espero que sea pronto. Hasta entonces buena pesca a todos.