martes, 22 de marzo de 2011

Río Búbal. Comienza la temporada 2011.

Primer día de pesca de la temporada. Elijo el río Búbal, como casi siempre, porque ofrece un poco de todo: corrientes, presas, cascadas, está a 20 minutos de casa y, sobre todo, tiene truchas.

Esa es la parte buena. La mala es que la misma idea que tengo yo la tienen otros 50 pescadores. Y allí nos encontramos todos.
Temprano, las 7 de la mañana y en uno de los aparcamientos improvisados a un lado de la carretera ya hay cuatro coches y sus ocupantes calzándose las botas y abrochando los vadeadores.
Todos nos miramos furtivamente intentando adivinar las habilidades de los demás por el equipo que maneja. Con mal disimulada prisa vamos desapareciendo uno tras otro con dirección al río.
La primera sensación que tengo es que este río no se ha dejado de pescar en todo el año. Los caminos están repisados, las posturas abiertas, sin maleza. Como si estuviéramos a finales de Julio y por allí hubieran pasado todos los pescadores de la provincia.
Pero lo importante del primer día es "matar el gusanillo". Y para eso este río es ideal porque además es bonito. Yo soy un pescador andarín, no me paro mucho en las posturas. Si no hay trucha la busco en otro sitio.
Y en esas estaba cuando me encuentro con que han cerrado el paso al borde del río con cables y dentro del recinto hay caballos pastando. Y los cables los han atornillado a un árbol.
Luego tuve un pequeño percance y se partió la puntera de mi caña miñoquera. Aunque de mala gana, volví al coche y la cambié por la de cucharilla. Me divierte más pescar a miñoca pero era lo que tocaba.
Al final de la mañana el resultado de la primera jornada de pesca de la temporada fué que pesqué una trucha justita de medida y que terminó otra vez en el agua y rompí la caña, pero disfruté de una bonita mañana en un hermoso río.
Y yo sé que tiene truchas. Ya las dará.